Las reglas del viaje estuvieron claras de entrada: no más de una noche por ciudad; tratar de salir bien temprano para viajar unas tres horas de promedio y tener tiempo para recorrer en las tardes; y encontrar eventos en esas ciudades para eventualmente modificar el calendario en base a eso.
Y otra regla: moteles, hoteles de paso o low cost.
El primer borrador de viaje fue sufriendo algunos remiendos. Originalmente era Miami, Daytona, Savannah, Atlanta, Charlotte, Richmond, Washington, Filadelfia, Atlantic City, Nueva York.
Los encargos de nuestras mujeres e hijas y los regalos que nos exigieron como peaje por dejarnos viajar solos nos hicieron reemplazar Daytona Beach por Orlando, la primera noche.
La aparición del Nascar el domingo 8 en Charlotte nos obligó a adelantar todo un día. Teníamos previsto llegar el 9, pero sacrificamos Atlanta para llegar a tiempo. A mitad de camino entre Orlando y Charlotte, para el sábado, quedó Savannah, en Georgia.
A partir de Charlotte la ruta ya es más fácil de adivinar: Washington DC, Filadelfia, Atlantic City —para intentar recuperar los gastos— y finalmente, New York. De allí, JetBlue a Miami y de regreso a casa.
Pero nos quedaba una noche sin definir: el lunes 9, entre Charlotte y DC. Pensamos en varias alternativas, aunque finalmente nos definimos por pasar el día en Jamestown, el primer asentamiento inglés en Estados Unidos, a comienzos del Siglo XVII, y a la noche ya ir ganando kilómetros hacia el norte y dormir en Richmond. Un poco de historia debe valer el desvío y los kilómetros extra.
En total, según Google Maps, serán unos 2400 kilómetros de ruta, un tiempo aproximado de viaje de 23:30hs. y un gasto de combustible que debería rondar los 160 dólares.